martes, 19 de octubre de 2010

Miradas, miradas rendidas por un mechero a punto de agotarse. Sueños. Sueños que se cruzan en esas miradas. Pasiones. Pasiones que sufren desvelo al que hay un brillo diferente. Lágrimas que salen de esos ojos marchitos. Risas. Risas forzadas y sin forzar. Abrazos. Abrazos que te quedas sin aire por décimas de segundo. Besos en el cuello. Piel de gallina. Dar un tiempo de coma al pasado. Olvidar por segundos lo que eras. Convertirte en lo que él quiere que seas. Y gritar. Gritar alto. Fuerte. Sin miedo. Valiente. Dulce. Y que te oigan. Y que sonrían al saber que es tu voz. Y seguir adelante con tres cubatas de más. Y tropezar. Y llorar de pena. Y llorar de injusticia. Y mirar por donde se fue a ver si vuelve. Y creer que estás sola, girar la cara y verlo. Y sentirlo. Y echarlo de menos en la lejanía. Y caricias. Y minutos a solas. Juntos…

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